La Filosofía

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domingo, 17 de mayo de 2020

La incertidumbre sin fin

Pasan los días y la cuarentena parece no terminar más. La extensión, los miedos, la incertidumbre, los días que han perdido el sentido horario son una cotidianidad sin cortes, uno tras otros todos  iguales. Los trabajos e informes se cumulan, el tiempo eterno y finito se pierde y las opciones de cursos para manejar las evaluaciones y los grupos, la forma de corregir, mejores herramientas para llegar a los alumnos, cómo trabajar con los alumnos sin conectividad, el manejo de emociones y no ampliar la brecha social nos ayudan, nos confunden y nos muestran que el panorama es mucho más complicado de lo que podemos imaginar.
La falta de certezas va llenando de miedos y de desazón a jóvenes y adultos, y por ende, los niños sienten, no sólo el encierro  y el raro humor de los adultos, si no que empiezan a mostrar en el cuerpo y sus pensamientos el desgaste de no saber que será de su año... No poder salir, no ver amigos, ni parientes y encima sentir la presión de trabajos y tareas que aveces no tienen sentido ni explicaciones y que ganan en enojos y tristezas en sus días todos iguales y cada vez más cortos...
La brecha entre los que se pueden conectar y tienen quien los ayude y los que no, una cosa u otra, se agranda. al principio, 15 días o 1 mes cargando crédito se intento mantener, pero hoy a dos meses ya se complica, más aún porque las compañías de telefonía celular han aumentado su costo, la velocidad de banda también complica, mucha gente conectada a la vez y otra obviedad develada, el alcance que nos venden y cobran no es real.
Más allá de la cuarentena y la necesidad de permisos especiales hace que muchos jóvenes tengan que salir a trabajar y eso los aleja de los trabajos de escuelas. Algunas con una mirada puesta en contener y mantener a los alumnos en la escuela, se enfocan en eso, en lo humano, los contenidos,cuando volvamos, (si volvemos) se pueden recuperar... Otras, pretenden que se persiga a los alumnos con trabajo tan intensos y extensos que no los deje pensar y que los obligue a pasar horas viendo que de está manera será su próximo año en las carreras que sigan, en caso de los más grandes.
Uno de los conflictos éticos a los que nos enfrentamos es que hacer, de que lado nos ponemos, del que sigue sin pensar en el contexto del alumno o del que los mira con lastima dejando de enseñarle y por ende negandole la posibilidad de seguir y prosperar...

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