La Filosofía

La Filosofía

miércoles, 15 de julio de 2020

Desde hoy

LEALTAD CON UNO MISMO:

Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y oportunistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchos dulces en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.

Por Mario de Andrade

domingo, 17 de mayo de 2020

La incertidumbre sin fin

Pasan los días y la cuarentena parece no terminar más. La extensión, los miedos, la incertidumbre, los días que han perdido el sentido horario son una cotidianidad sin cortes, uno tras otros todos  iguales. Los trabajos e informes se cumulan, el tiempo eterno y finito se pierde y las opciones de cursos para manejar las evaluaciones y los grupos, la forma de corregir, mejores herramientas para llegar a los alumnos, cómo trabajar con los alumnos sin conectividad, el manejo de emociones y no ampliar la brecha social nos ayudan, nos confunden y nos muestran que el panorama es mucho más complicado de lo que podemos imaginar.
La falta de certezas va llenando de miedos y de desazón a jóvenes y adultos, y por ende, los niños sienten, no sólo el encierro  y el raro humor de los adultos, si no que empiezan a mostrar en el cuerpo y sus pensamientos el desgaste de no saber que será de su año... No poder salir, no ver amigos, ni parientes y encima sentir la presión de trabajos y tareas que aveces no tienen sentido ni explicaciones y que ganan en enojos y tristezas en sus días todos iguales y cada vez más cortos...
La brecha entre los que se pueden conectar y tienen quien los ayude y los que no, una cosa u otra, se agranda. al principio, 15 días o 1 mes cargando crédito se intento mantener, pero hoy a dos meses ya se complica, más aún porque las compañías de telefonía celular han aumentado su costo, la velocidad de banda también complica, mucha gente conectada a la vez y otra obviedad develada, el alcance que nos venden y cobran no es real.
Más allá de la cuarentena y la necesidad de permisos especiales hace que muchos jóvenes tengan que salir a trabajar y eso los aleja de los trabajos de escuelas. Algunas con una mirada puesta en contener y mantener a los alumnos en la escuela, se enfocan en eso, en lo humano, los contenidos,cuando volvamos, (si volvemos) se pueden recuperar... Otras, pretenden que se persiga a los alumnos con trabajo tan intensos y extensos que no los deje pensar y que los obligue a pasar horas viendo que de está manera será su próximo año en las carreras que sigan, en caso de los más grandes.
Uno de los conflictos éticos a los que nos enfrentamos es que hacer, de que lado nos ponemos, del que sigue sin pensar en el contexto del alumno o del que los mira con lastima dejando de enseñarle y por ende negandole la posibilidad de seguir y prosperar...

jueves, 2 de abril de 2020

Vivir en red: ¿nodo o anudado?

Más que nunca los actualidad nos obliga a conectarnos, a estar online. El trabajo domiciliario con el que muchos soñaban empieza a estar lejos del ideal y va mostrando que el día a día nos va fagocitando y esas redes que nos unían y prometían organizarnos y facilitarnos el hacer, nos absorben y encadenan a horas y horas ( los mensajes de madrugada son la nueva tendencia) de conexión y respuesta inmediata.
Cómo estamos en casa debemos responder con urgencia cada mensaje en el formato, soporte o red por la llegan, y como parece que se demora muchas veces llega por varias plataformas a la vez, entonces uno no sabe si ya lo respondió, si es un déją vu o una conspiración o una falla en la matrix. El trabajo que ya de por sí nos isumia muchas horas personales fuera del horario establecido ahora lo ha robado todo, no hay intimidad, no hay recreo o descanso porque no hay límite, no hay afuera, todo es adentro mediato y urgente. Todo es para ayer, porque debemos parecer organizados y productivos y entonces, cómo todo eso parece poco, nos introducimos en una carrera loca por actualizarnos y aprender esas múltiples pantallas que nos exigen concentración y más horas en línea, que además nos piden sacrificar espacio de nuestros móviles, los cuales ya colapsan de tanto mensaje, de tanto vídeo, audio, sticker,  besitos, aplausos y pulgares arriba de recibidos.
Organizarnos no solo requiere de voluntad , requiere de cooperación. Trabajar colaborativamente, no es 24 horas al día, es también respeto por los tiempos propios y ajenos. Si yo necesito parar también el otro. Si yo sólo soy para el trabajo, debo pensar que el otro tiene una vida que se compone por mucho más que las horas en línea o en el trabajo. 
La gente que hace rato vive una vida online 24 horas, es decir ya vivía una realidad virtual no sufrirá demaciado, pero los que no estaban acostumbrados, los que tienen familia y además de lidiar con todas las nuevas cargas, más sus obligaciones deben estar para sus seres queridos y acompañar este período de aislamiento e incertidumbre, juegan otra suerte.
Me encanta ver cómo sugieren Miles de actividades para hacer con los chicos, divertir todo el tiempo, llenar el vacío, no dar lugar al aburrimiento, y me digo, ¿Soy la única que no llega y además lo concidera innecesario? 
Los niños son un tema similar, se los cargo de actividades, están horas tapados de papeles y conectados (no la hora que muchos deberían estar) las pantallas los corren con actividades con "alegría y euforia desbordante" colores y gritos, saltos y ruidos. Ayer en mi casa los chicos apagaron todo y se sentaron a leer, a leerse entre ellos cuentos y mitos... Los chicos saben, ellos entienden la necesidad de parar, pero nosotros podremos salir de las redes que nos atraparon o moriremos en ese sistema que prometia solucionarnos la vida???
En un webinar sobre el manejo de las emociones en trabajo remoto en tiempo de crisis decían organizar los tiempos, dar prioridades, calendarizar y ponernos recreos. 
Muchos de los que dirigen, el trabajo que sea, suelen creer que para lo único que uno está es para ellos y que sus tiempos son los mismos para todos, de ahí el refrán para el león todos son de su condición, y uno es quien debe ponerse como primer prioridad y saber cuándo parar y cuando conectarse. Está pandemia pasará pero las horas no regresarán, tus días dedicados a cumplir por internet no los vas a volver a tener.
Apagen unas horas el wifi.

martes, 24 de marzo de 2020

Segunda semana de cuarentena...

La pandemia está poniendo a prueba muchas facultades sociales, psicológicas, tecnológicas y económicas en todas las casas. En algunas se intensificará en un área y será mula en otra, pero a todos sin excepción nos está afectando y modificando las prácticas y las costumbres. Los horarios y los días se desdibujan, muchos empiezan a sentir lo mismo que la gente que lleva mucho tiempo internada. 
Los que estamos acompañados y conectados podemos modificar nuestras prácticas y adaptarnos a nuevas formas de trabajo, pero los que se quedaron solos?, Los que no tienen forma de conectarse con sus seres queridos? Cuántas preguntas (de las filosóficas) surgen en este momento.
La filosofía tiene tres principios, según Jaspers, que son comunes a todos en todos los tiempos y que nos hacen preguntarnos y nos modifican para siempre, esas son: LA DUDA, EL ASOMBRO Y LAS SITUACIONES LÍMITES. 
A esta altura ya estamos entre la duda y las situaciones límites, más tarde o más temprano todos nos vamos a empezar a preguntar, los cuestionamientos brotarán y nos dejarán ante un escenario incierto. 
Los medios nos bombardean de imágenes, noticias y opiniones, vemos gente que niega todo, los que buscan conspiraciones, los que se aferran a la fe y los no toman postura aún. Pero todos empezaremos, cuándo sea más cercano, a pensar en cómo será todo después, cuándo volveremos a juntarnos, cuándo podremos viajar, aunque sea a la ciudad vecina, cuándo y cómo serán los regresos, cómo seguirá todo después, aprenderemos o seguiremos egoístas y centrados en nosotros sin mirar al otro, al prójimo y al próximo.
Muchas inquietudes, muchas respuestas, muchas hipótesis...